lunes, 23 de febrero de 2009

CURSO DE AUTODEFENSA PARA DELITOS POPULARES

BORJA MARÍA ZALLANA DE LOS ACEBOS
21/02/2009

Curso de autodefensa para delitos populares



Siguiendo con la política de enseñanzas varias, que el partido tiene a bien poner a disposición de sus seguidores, hoy les voy a explicar como actuar en el caso, Dios no lo quiera, de que se vean ustedes acusados de algún delito. Nuestra larga experiencia en este tipo de reveses nos faculta sobradamente para darles las mejores directrices.

La norma esencial es, por supuesto, no reconocer jamás la falta. Inmediatamente después es imprescindible iniciar una maniobra de distracción que haga que el atacante, en este caso puede ser el juez, el fiscal, quien haya puesto la demanda o mejor todos ellos a la vez, se sienta durante un tiempo culpable, aunque no sepa muy bien de qué.

A falta de una acusación con base, puede servir cualquier falta menor, como que el fiscal esté circulando con la ITV del coche caducada o simplemente que se pueda levantar la sospecha de que alguno de los del bando de la acusación está tramando algo para acusarnos. Es importante, llegado este punto, poder contar con la ayuda de amigos para que nos ayuden en la esencial fase que nosotros llamamos de “igualación”.

Atiendan bien, porque si les falla esta fase se puede ir al traste toda la estrategia de defensa. La fase de “igualación” consiste, como su propio nombre insinúa, en equiparar el delito cometido por nosotros, por grave que sea, con el utilizado en la maniobra de distracción. Es decir, nos pueden acusar, por poner un ejemplo, de haber estafado yo que sé, 100 millones de euros, o de haber comprado el voto de algún diputado, pongamos por ejemplo el de dos (ni poco ni mucho), con el objetivo de conseguir el gobierno digamos de una comunidad autónoma; pues bien, si lo hacemos de la manera adecuada deberíamos conseguir que la opinión pública acabe considerando que lo de que el fiscal viaje con la ITV del coche caducada es mucho peor que lo que presuntamente hemos hecho nosotros.

Dirán ustedes, muy fácil es decirlo, pero ¿cómo hacerlo? No es sencillo, pero si se cuenta con un buen grupo de pseudoperiodistas suficientemente desalmados (créanme que es una cosa harto sencilla), se puede lanzar una campaña sobre el peligro que supone para la sociedad la circulación de vehículos en mal estado, que lo de la estafa o lo de la compra de votos acabará pareciendo un acto de beneficencia.

Y para los que vayan para nota pueden probar de mezclarlo todo un poquito, haciendo que la cosa vaya resbalando hasta que la gente no acabe por saber muy bien quién acusaba a quién y de qué. Con lo que no es difícil conseguir que con el mejunje creado se acabe creando la opinión de que el fiscal no había tenido tiempo de pasar la ITV de su vehículo, porque estaba estafando unos millones a dos pobres diputados autonómicos.

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