miércoles, 17 de junio de 2009

LA IZQUIERDA NO CONSIGUE PERSUADIR A SUS SIMPATIZANTES

¿“Por qué los conservadores sacan la mejor tajada electoral” si “la mayoría de los ciudadanos, en España y en casi todo el mundo, prefiere las políticas progresistas”? Es la pregunta que se hacen el director de la Fundación Ideas, Carlos Mulas Granados, y el presidente de Asesores de Comunicación Pública, Luis Arroyo, en un artículo conjunto en el que concluyen que “el reto” de los progresistas está en comunicar “bien” sus principios y políticas, dado que éstos recibirían un apoyo mayoritario de la sociedad. “Los progresistas tienen que demostrar que sus valores son capaces de producir las políticas más eficientes (…). La mayoría estaría con ellos si desplegaran un discurso cohesionado, emotivo y movilizador”, aseguran.
Pese a que las últimas elecciones europeas han supuesto un fuerte varapalo para la mayoría de los partidos socialistas, una mayoría de la sociedad se muestra partidaria de las políticas progresistas. El director de la Fundación Ideas, Carlos Mulas Granados, y el presidente de Asesores de Comunicación Pública, Luis Arroyo, se han preguntado por qué “los partidos progresistas no logran persuadir” a esa mayoría de simpatizantes ideológicos “de que les voten con un mensaje sólido vinculado a valores ampliamente sentidos” en un artículo conjunto publicado en El País.

Los neocons "suenan bien"
Según explican en su texto, “aunque formuladas con franqueza” las políticas conservadoras “no tendrían apoyo general, su relato de ‘fuerza, seguridad y libertad’ suena bien”. El truco de los neocons estaría en presentarse como “centristas compasivos”, con “principios firmes y moral sólida”, buenos “gestores económicos” y amantes de la libertad y la seguridad. A ellos habría que contraponer la figura del “neoprogresista”, que “no acepta la contraposición clásica entre libertad e igualdad, porque la verdadera libertad se logra promoviendo la igualdad”.

"Protección y capacitación"
En este sentido, los autores apuntan que “la búsqueda de esa verdadera libertad es lo que motiva las dos grandes políticas que hoy distinguen un programa progresista de uno conservador: la protección y la capacitación”. Según el artículo, “un neoprogresista cree en la necesidad de dar seguridad a los niños, a los mayores, a los débiles, a las minorías, a los pobres… porque no cree que las desigualdades tengan un origen natural, sino un origen social que puede mitigarse”.

"Sin avergonzarse"
En resumen, un programa progresista se basaría en “proteger a todos los ciudadanos de los excesos de un mercado sin normas y sin control”, pero también en capacitarlos, para liberar “el potencial de los individuos”. Y “para capacitar hay que invertir y habilitar recursos públicos: es decir, cobrar impuestos. Sin avergonzarse. Reniegan de los tributos quienes no creen en lo público. Pero mucha gente necesita de la atención pública… y máxime en tiempos como los actuales”, argumentan Mulas y Arroyo.

"Igualdad y verdadera libertad"
A su juicio, “los neocon llevan décadas promoviendo sin pudor ni complejo sus ideas, defendiendo ‘la libertad, la fuerza y la seguridad’ y presentándose como portentosos gestores (…). La crisis en que nos encontramos ha demostrado que estaban equivocados, pero su habilidad comunicativa ha conseguido distraer a la ciudadanía de la responsabilidad plena que sus políticas tienen en la actual situación”. “Los neoprogresistas deben neutralizar la demagogia conservadora” y mostrar “su relato con claridad: protección y capacitación para la igualdad y para una verdadera libertad”, sugieren los autores.
V.V.

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